Más de 1,5 millones de malienses han emigrado al mundo. La mayoría se encuentra en países de África Occidental. En Europa, se estima que son 400.000. Entre ellos, Francia alberga la comunidad más numerosa (más de 78.000). Los factores culturales, económicos, ambientales, además de la inestabilidad política y los conflictos, han empujado a miles de jóvenes a abandonar sus hogares, convirtiendo a Malí en uno de los países más pobres del planeta.
Entre los jóvenes obligados a emigrar hacia Europa, muchos pierden la vida en el desierto en su intento de llegar a los países fronterizos desde donde embarcar hacia Europa (Libia, Egipto, Argelia), mientras que otros desaparecen en el mar Mediterráneo.
Por cada uno de ellos, en su tierra queda una familia que desconoce su paradero y que espera durante años sin recibir noticias. En esta sección, gracias al proyecto: “Del testimonio al protagonismo: las madres de migrantes desaparecidos en el Mediterráneo como promotoras de derechos y actividades generadoras de ingresos en Malí y Senegal”, financiado con fondos del Ocho por Mil de la Chiesa Valdese, encontrarán fotografías de algunas de estas personas desaparecidas.
Además, en muchos casos no pudimos obtener la fecha de nacimiento de las personas desaparecidas ni la fecha exacta de su partida, ya que es bastante común que las familias en Mali solo recuerden el año de nacimiento y de partida de sus seres queridos, y no el día y el mes. En estos casos hemos puesto como fecha el 1 de enero, mientras que los años, tanto de nacimiento como de partida, son los que nos indicaron sus familiares.
El fenómeno de las migraciones en Malí tiene raíces antiguas, vinculadas también a la tradición. Históricamente, migrar representaba para los jóvenes casi un rito de paso, invitándolos a unirse a los desplazamientos estacionales y circulares de pastores y nómadas. Sin embargo, hoy en día ha adquirido un nuevo significado, considerando que el 43,6% de la población vive por debajo del umbral de pobreza, y migrar se ha convertido en una elección casi obligada.
La crisis ambiental, que desde hace muchos años afecta a esta región dedicada principalmente a la agricultura, ha agravado la inseguridad alimentaria, empujando cada vez a más personas a buscar lugares más seguros. La sequía en esta región del mundo es ya crónica. Entre 1973 y 1984, obligó al 40% de la población de las regiones más afectadas a emigrar: el 70% abandonó el país y el sector agrícola sufrió una hemorragia de mano de obra. En la última década, la sequía se ha alternado con inundaciones, como las de 2021 y 2024, que han obligado a miles de personas a abandonar sus hogares o lo harán en el futuro próximo.
El fenómeno migratorio también está ligado a los conflictos internos y la inestabilidad social y política del país. En marzo de 2012, un grupo de soldados malienses llevó a cabo un golpe de estado, derrocando al presidente Amadou Toumani Touré. Aprovechando el debilitamiento del gobierno central, un grupo tuareg rebelde, el Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA), declaró la independencia de la región norteña de Azawad. Todo esto mientras grupos islamistas, entre ellos Al-Qaeda en el Magreb Islámico, tomaban el control de vastas áreas del norte. Además, en enero de 2013, por mandato de las Naciones Unidas, Francia lanzó una intervención militar para ayudar al gobierno maliense a recuperar el control y repeler a los grupos rebeldes e islamistas. A este escenario se suman los conflictos en el área del Sahel desde el periodo postcolonial.
Actualmente, el país está gobernado por una Junta militar tras dos golpes de estado ocurridos entre 2020 y 2021, con menos de nueve meses de diferencia. El primero en agosto de 2020, cuando el entonces presidente Keita fue depuesto. El segundo en mayo de 2021, cuando la junta liderada por el coronel Assimi Goïta intervino tras un intento de reorganización del gobierno para reequilibrar los poderes civiles en el Consejo Nacional de Transición, con el objetivo de llevar al país a elecciones libres. Sin embargo, tres años después, la Junta sigue firmemente en el poder, preocupándose por ampliar el arsenal militar y el ejército, medidas insuficientes en la guerra contra el terrorismo.
Lamentablemente, Malí no solo es un país de partida para muchos, sino también de tránsito y destino para mujeres, jóvenes y niños víctimas de la trata de personas. El número de desplazados internos sigue aumentando, y ya son 220.000 las familias que han encontrado refugio solo en la región de Kayes, que registra el índice más alto de migración.
Hoy en día, quienes huyen son sobre todo los más jóvenes: el 94,5% de los emigrantes tienen entre 20 y 39 años. De estos, casi la mitad tiene entre 25 y 29 años. Actualmente, la tasa de desempleo juvenil es de casi el 17% en todo el país y en la capital, Bamako, supera el 18,5%.
Detrás de la partida de aquellos que no logran llegar a su destino, hay una familia que experimenta una pérdida incompleta y ambigua, ya que la persona querida está psicológicamente presente, pero físicamente ausente (no hay un cuerpo sobre el cual llorar). A nivel social, las familias de las personas desaparecidas pueden enfrentarse a la marginación y el estigma social, y a nivel económico, a la ausencia del único sustento que la persona desaparecida garantizaba o habría garantizado. En particular, las mujeres, en su condición de “no viudas pero sin marido”, se enfrentan a la necesidad de proteger su honor, pero también de garantizar el sustento y el futuro de su familia.
Por esta razón, el proyecto “Del testimonio al protagonismo: las madres de migrantes desaparecidos en el Mediterráneo como promotoras de derechos y actividades generadoras de ingresos en Malí y Senegal”, a través del cual fue posible crear la sección Malí de este sitio, tiene como objetivo promover la autonomía y la participación democrática de las mude migrantes desaparecidos, mediante actividades generadoras de ingresos llevadas a cabo por las mujeres de estas familias y el apoyo a su movilización para buscar la verdad y la justicia sobre el destino de sus seres queridos.
“Missing at the borders” es un proyecto autofinanciado. Las donaciones permitirán seguir entrevistando a las familias de los y las migrantes fallecidos, desaparecidos o víctimas de desaparición forzada. ¡Gracias!
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